5 datos sobre María Antonieta, la reina que escandalizó a Francia
El personaje de María Antonieta ha resultado ser uno de los más estudiados a lo largo de la historia. Sus excesos, su vida airada vida como monarca y su paso por la guillotina, fue solo un reflejo de la sociedad donde se había criado y donde vivió. A lo largo de los años, la reina de Francia que escandalizó al país, se ha convertido en uno de los personajes femeninos más recurrentes de la historia.
Se casó con 14 años
La monarca francesa se había preparado desde pequeña para reinar. Ya desde joven estaba destinada a un puesto en la corte que consiguió con tan solo 14 años al casarse con el futuro Luis XVI de Francia, en esos momentos delfín del reino.
Paso su infancia entre los palacios de Hotburg y Schonbrunn, en Viena, ya que era hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Francisco I y la emperatriz María Teresa de Austria.
Fue en 1770 cuando, después de que su madre aceptara la petición de mano por parte de Luis XVI, se despoja de todo derecho a la monarquía de Austria para convertirse en la esposa, y delfina de Francia. Y ya en su boda hubo más de un escándalo respecto a su persona.
Los franceses la comenzaron a llamar «la Austríaca», y es que el mismo de día de su boda, el protocolo se rompe cuando las princesas de Lorena bailaron antes que las duquesas de Francia, al mismo tiempo que morían durante la boda más de 130 personas debido a un incendio causado por los fuegos artificiales lanzados para celebrar el enlace.
Joven ociosa
Para muchos franceses la forma de vida de María Antonieta fue una de las causas de los levantamientos de la Revolución Francesa. El propio presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson acusó a María Antonieta de ser la causante del estallido de la revolución, por su forma de vida y por gastar más de lo necesario cuando el país se hundía en una profunda crisis.
Lo cierto es que la joven María Antonieta no gastaba más de lo que una reina y una mujer de su posición tenía. Ella se adaptó a la vida de Versalles a las mil maravillas y a lo largo de la historia se la ha relacionado con unos excesos que eran comunes entre la alta sociedad de su época.
Francia ya estaba en bancarrota cuando María Antonieta y su marido llegaron al poder, pero la revolución fue implacable con ellos que acabaron en la guillotina.
Objeto de pornografía
La propaganda política contra María Antonieta jugó un papel fundamental para que la monarca acabara ajusticiada por la revolución. Las revistas de la época se empeñaron en explicar a la sociedad que la reina era una persona a la que le gustaba la vida liberal en cuanto a sus relaciones.
La acusaron de mantener relaciones sexuales con su cuñado para conseguir un desprestigio ante la opinión pública. Además, también era común la representación de la monarca acostándose con muchos hombres y mujeres de la corte, cuando solo se le conoció un amante -que pudo ser solo platónico-.
Pero era mucho más efectivo para argumentar la corrupción política presentar a la reina como una mujer a la que le gustaba mantener relaciones con todo hombre y mujer que se presentase en la corte.
A la guillotina
Fue un 14 de octubre de 1973 cuando María Antonieta, conocida por la «sanguijuela» entre los franceses revolucionarios, cuando se dirigió al Tribunal Revolucionario en París antes de ser condenada a muerte.
Con un pueblo acosado por el hambre, la reina y su marido fueron los primeros en saldar las deudas y las ganas de sangre de los revolucionarios. En la mañana del 16 de octubre, con unas calles llenas de gente que la insultaban y la abucheaba, fue guillotinada en la plaza pública de La Concordia, con 37 años, y nueve meses después de la muerte de su marido, mientras se escuchaba por toda Francia: «¡Viva la República!».
Fue acusada de alta traición, de promiscuidad e incluso de practicar incesto con su hijo Luis Carlos. Lo cierto es que ninguna de las acusaciones que llevaron a la guillotina a María Antonieta han sido demostradas a lo largo de la historia, pero sirvieron como excusa para acabar con la corona.
Dudas con su hijo Luis
Con la muerte de María Antonieta, su hijo Luis XVII se quedó huérfano y fue duramente recluido en prisión en condiciones inhumanas. La versión oficial dice que el pequeño murió por tuberculosis aguda el 8 de junio de 1795, antes de que los médicos pudieran hacer nada por él.
Pero un rumor, nunca comprobado, corrió como la pólvora por Francia durante los meses siguientes y hasta años después. Muchos ciudadanos aseguraron ver al niño por las calles en distintas ocasiones, lo que llegó a pensar a muchos historiadores si Luis XVII era realmente el niño fallecido en 1795.
A pesar de que se certificó la muerte del pequeño, el rumor se extendió y las historias se sucedieron sobre la huída del pequeño de María Antonieta escondido por algunos monárquicos e incluso, algunas de estas historias, acusaban a los propios revolucionarios de liberarlo de la Torre del Temple.
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